La estrategia de reconocer el afecto y la sexualidad en las personas mayores, es aludir a un cuerpo leído de otra forma, acercarse a escuchar su propia voz desde la vivencia de las relaciones interpersonales y las expresiones afectivas que en ellas surgen, donde se viva el amor como una fuente de placer y reconocer que en ese mar de posibilidades se puede demandar una piel que siente, juega, se reconoce, crea y da significado.
Propiciar una mirada amplia del cuerpo merece ser tenida en cuenta en la atención a las personas mayores, donde se resignifiquen los abrazos y las caricias, provocando sentirse realmente vivos, inspirando la vivencia de los días, desplazando el dolor por la ternura, viendo en el otro-a algo más que la rutina. El cuerpo no tiene edad para vivirse, no existe una belleza única, la sexualidad en la vejez debe abordarse y desde la Subdirección para la Vejez, iniciamos ese camino de exploración en compañía de las mujeres y hombres que participan en el servicio.